lunes, 26 de noviembre de 2018

Hablemos de la cursada

Y llegamos a la última entrada del blog... no lloren, mis fans (se hacía la Hannah Montana y el blog lo visitaban solo los profesores). Esta vez no traigo contenido sobre tecnología o programas, sino que vengo a hablar de mi experiencia con la cursada de Traducción Asistida en la Universidad CAECE.

En esta materia, nuestros profesores Mati y Euge combinaron teoría con práctica. En la primera parte de la clase, generalmente vimos conceptos que fueron desde la localización de textos para llegar a mayores audiencias, hasta la diferencia entre hardware y software o la evolución de la Web (si chicos, las cosas no siempre estuvieron a un click de distancia). Además, pudimos aprender qué condiciones de formato deben cumplir las traducciones para poder ser legalizadas y cómo hacer un presupuesto (todas cosas de adultos que, de haber tenido que entender yo sola, me hubiese agarrado un patatús). En la segunda parte de la clase nos dedicamos a la práctica con programas de traducción, herramientas que, gracias a la vida, existen para hacerle la vida más fácil a los profesionales. Agradezco que ambos profes tuvieran la paciencia para ver todo paso a paso y para responder cualquier pregunta, por mas boba que fuera (en el parcial Euge tuvo que mostrarme cómo cambiar la fuente del texto en Word... por algo mi blog se llama «la abuela traductora»). Para poder practicar con programas como Trados SDL Studio, Xbench, Olifant o ABBY, los profesores nos mandaban un archivo comprimido con un texto a traducir y una guía de estilo, y a partir de eso podíamos experimentar con todas las herramientas y entender cómo funcionaban. Lo único que tengo para comentar es que tal vez me hubiese gustado trabajar un poco más con ABBY y con el diseño de páginas web, que no tocamos con tanta profundidad.

Para el parcial práctico, Mati y Euge nos dieron una copia con las instrucciones de la prueba mucho antes del día en que rendíamos, para poder practicar las veces que quisiéramos y para que fuéramos con los pasos bien frescos. También nos dieron la posibilidad de mandarles nuestras prácticas para que volviesen corregidas y para nosotros pudiésemos entender qué habíamos hecho mal. El parcial teórico fue un quiz muy breve sobre los conceptos más importantes (hecho en el campus para ahorrarnos la tortura de escribir a mano por horas como si fuese un ensayo de historia). Me parece que ambos métodos de evaluación fueron súper cómodos y al punto.

Más allá de haber aprendido a trabajar con programas que espero me faciliten el trabajo en un futuro, lo que más rescato de esta materia es que es la primera en la que lidiamos con cosas más cercanas a la vida profesional. Claramente las clases de gramática y traducción son súper importantes, pero si salgo al mundo solo con ese conocimiento me comen viva seguro. Por eso, aprender a hacer presupuestos y a dar formato público son las dos cosas que más me llevo de la cátedra. También me relaja saber que ahora sé usar programas que pueden ahorrarme mucho más tiempo al traducir. Así que muchas gracias Euge y Mati :) (Y Maju, obvio, mi compañera de apuntes y mi salvadora cuando no entendía qué hacer con los programas).

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Yo festejando que aprobé la cursada :)

miércoles, 31 de octubre de 2018

Memsource y SDL Trados Studio (2014)

Entre la baraja de herramientas que ayudan a un traductor a hacer su trabajo, aparecen Memsource y Studio. Ambos son editores que dividen el texto fuente en segmentos y, con la ayuda de memorias de traducción y glosarios, facilitan la traducción a un idioma meta. He aquí mi explicación de abuela sobre cómo funcionan estos dos programas, y sus pros y contras.

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Memsource y SDL Trados Studio son hermanos en sus funciones y compañeros de trabajo, como el equipo Rocket (bless Pokemon). 
Memsource es una página que permite traducir documentos a partir de una memoria de traducción. El texto se divide en segmentos y el traductor trabaja en cada uno hasta terminar. La memoria almacena una serie de términos para que sea más fácil realizar el trabajo. En caso de aparecer una palabra que ya está guardada en la memoria, el programa sugiere una coincidencia parcial o total y el traductor decide si la acepta o no. Una vez terminado el trabajo, Memsource permite llevar un control de calidad (Quality Assurance en inglés) para pulir cualquier error de puntuación, espacios y concordancia con el texto fuente. Aunque de este programa solo conozco lo básico, me parece muy fácil de manejar y de incorporar como herramienta. Las únicas dos desventajas principales podrían ser que, al ser un programa en la nube, depende de la conexión al wifi y a Internet, y (atención ratas: esta es mala para ustedes) hay que pagar una cuenta a menos que tu cliente te la comparta por cierto trabajo. 

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Memsource
SDL Trados Studio (aclaro que es la versión 2014 porque esa es la que yo conozco) de entrada es un programa súper organizado, pero sí tiene mucha más complejidad que Memsource. Crear un nuevo proyecto paso a paso es un proceso bastante largo al que hay que prestarle atención. Además, la sección de control de calidad de este programa es bastante débil, por lo que se aconseja incorporar Xbench para que cumpla esta función. De todas maneras, ofrece muchísimas cosas que Memsource (del que igual tengo escaso conocimiento) no tiene, como la posibilidad de crear glosarios en cualquier idioma e incorporarlo a los proyectos. Mi mayor problema con Studio es que crea una cantidad descomunal de archivos conforme avanza el proyecto. Por eso es importante identificar dónde se guardan los documentos siempre SIEMPRE, para no llevarse un disgusto y perder el peluquín. Una vez más nos encontramos ante un programa pago (lo sé, esta entrada del blog es una catástrofe para los ahorradores), pero a largo plazo es una buena inversión.

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SDL Trados Studio (2014). Sé que parece idéntico a Memsource, pero no lo es.
Si bien parece que contar con ambas herramientas es medio inútil porque con un programa debería ser suficiente, creo cada uno tiene una función distinta de acuerdo al contexto. Para proyectos conjuntos en los que el cliente ofrece memorias, Memsource es una mejor opción. Para proyectos más complejos y de mayor duración, SDL Trados Studio es una mejor herramienta. Siempre que sea posible, está buenísimo tener los dos programas como opción, que se pelean por ver quién es el mejor pero se complementan para ayudar al traductor (shout out to James y Jessie de Pokemón de vuelta). 


martes, 16 de octubre de 2018

La localización e internacionalización de términos en una traducción (con rima y todo)

Cada uno de los idiomas en los que puede estar escrito un texto tiene sus propias variantes y términos: el español de España no es el mismo que el de Argentina; el francés de Francia es igual al que se habla en Canadá. Por eso, a la hora de traducir un texto, no solo hay que tener en cuenta el idioma meta, sino también su variante de acuerdo al país al que esté destinado. A esta adaptación de un contenido para que el público del país al que se dirige lo entienda se la conoce como localización (l10n para los fiaca que no quieren ponerlo completo). Cuando un producto se localiza, debe tener en cuenta la estructura gramatical y la cultura del idioma a traducir. Así se logra que cualquiera que lo lea pueda entender el contenido general, y que el producto sea más deseado y vendido en los mercados a los que pretende llegar. 

Por ejemplo, si yo tengo que traducir la frase "what´s up, dude?" para un público de Colombia, no voy a poner «¿Qué onda, chabón?» como si estuviese escribiendo para la gente de Argentina, porque cuando lo lean los colombianos van a poner cara de meme confundido (tipo la cara que uno pone cuando le dicen «chicos, quédense tranquilos que esto no entra en el parcial» y después aparece como pregunta que vale 5 puntos).

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Para los que no saben de lo que hablo, acá tienen un ejemplo.
El otro día estaba en clase y discutimos el concepto de localización, y surgieron ejemplos para mostrar cuán importante es aplicarlo. Entre muchos de ellos, uno me llamó personalmente la atención: chicos, en un momento existió un auto en Latino América que se llamaba «Mitsubishi pajero». PAJERO. Principalmente en Argentina, todos sabemos que un auto que circule con esa marca se va a llevar todas las risas y chistes (por no decir otra cosa) de parte de los más jóvenes, y todos los insultos y disgustos de parte de los más grandes. Poco tiempo después de que el auto saliera a la venta por estos pagos, el nombre cambió a «Mitsubishi Montero» por la obvia razón de que la palabra en nuestra cultura y en las culturas vecinas no tiene una connotación positiva.

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A riesgo de sonar desubicada, la «Pajero» es una camioneta divina (ojo igual, que con ese nombre no la compro ni de casualidad...).
Si bien adaptar un texto cuando se traduce a un idioma meta es crucial en todos los contextos, cobra mayor importancia en aquellos que involucran la salud y la formación de las personas. Los consentimientos informados, los libros de escuela y universidad, los manuales para maniobrar máquinas, las instrucciones de emergencia de un avión o vehículo deben poder ser entendidas por todo aquel que las lea, porque si un término no tiene correspondencia con el idioma del público meta, pueden ocurrir accidentes o malentendidos graves. 

En un plano más tecnológico, la internacionalización (i18n, de vuelta para aquellos que sean tan pajeros como el auto... I´m sorry to everyone who was offended by that) es «el proceso de diseñar software para que pueda adaptarse a diferentes idiomas y regiones sin la necesidad de realizar cambios en la ingeniería ni en el código». En otras palabras, la internacionalización se encarga ya de crear programas con bibliotecas de términos para cada posible variante de los idiomas. Así, la tarea de localización es mucho más sencilla para la persona que realice un trabajo de traducción.

De cualquier forma, podemos ver que tanto la localización como la internacionalización son de suma importancia a la hora de traducir un texto, porque si no se tienen en cuenta, se pierden tanto el significado como las ganas de obtener el producto. 

Bibliografía:
- Material de clase.
- Anécdotas de la vida real (Lo del auto es 100% real gente... si no me creen, acá hay evidencia).


lunes, 1 de octubre de 2018

Memorias de traducción vs. traductores automáticos

Una vez más se suben al ring de batalla dos herramientas útiles: las memorias de traducción y los traductores automáticos. Con sus respectivas ventajas y desventajas, hoy vamos a ver para qué sirve cada una y hasta qué punto nos acompañan en nuestras vidas de traductores.

Las memorias de traducción son programas que se encargan de guardar textos en cierta lengua junto con su traducción a otro idioma. Las secciones del texto meta se dividen en segmentos marcados por la puntuación del formato original y son traducidos en paralelo a la lengua destino. Una vez traducida cierta sección, los cambios se guardan de forma permanente para poder ser usados en el futuro. En caso de encontrarte con un término que ya tradujiste en trabajos previos, el programa te lo propone automáticamente como una opción que podés aceptar o ignorar. Generalmente, las memorias también ofrecen la función de control de calidad (quality assurance en inglés) para verificar cualquier error que el programa pueda detectar. En memorias como memsource, el trabajo terminado puede descargarse en varios formatos, incluido el que sirve para el editor offline de este mismo programa. Si bien las memorias son increíblemente populares entre la comunidad de traductores y editores, no son muy conocidas como recurso en otros grupos por su complejidad y funciones específicas.

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Un vistazo a memsource (incluso para una abuela de mente como yo, es bastante fácil de usar y de entender).
Por otra parte, los traductores automáticos son una herramienta que todos conocemos. Aplicaciones como Google traductor aparecen con un simple click y traducen instantáneamente de cierta lengua a otra. A diferencia de las memorias de traducción, las traducciones de esta herramienta las piensan y hacen las computadoras, no las personas. Los traductores automáticos cuentan con más de cien idiomas diferentes a los que se puede traducir y hacen el trabajo en cuestión de segundos.

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Google Translate (quien diría que la diferencia entre el inglés y el galés era tan grande...)
¿Entonces...?

Las memorias de traducción son muy útiles en varios ambientes de trabajo porque, al tener almacenadas ciertas estructuras y palabras, el traductor puede ahorrar tiempo mientras completa el texto meta. Además, las distintas funciones de esta herramienta ayudan a chequear que el texto esté lo mejor construido posible porque revisan su puntuación y, en algunos casos, su gramática. Al tener guardados varios términos de trabajos previos, las nuevas traducciones son más consistentes y coherentes a nivel interno. La memoria de traducción no permite dejar ningún segmento o sección vacía, por lo que se asegura de que el trabajo esté completo. 

Los traductores automáticos tienen una gran variedad de idiomas a su disposición y son conocidos por todos como una herramienta súper práctica de traducción al instante. Por ejemplo, con un click, Google permite que la gente disponga de este servicio en menos de tres segundos (igual con un mal wifi, no llegás a traducir ni en dos horas). Sin embargo, su grado de precisión al traducir es mucho menor que el de las memorias, por lo que suele resultar menos confiable. Las computadoras no lograron superarnos en la escritura todavía (y espero que nunca lo hagan porque sino me voy a quedar sin trabajo).

Nadie gana por completo la batalla en el ring... de vuelta; cada una de estas dos herramientas es útil a su manera y dependiendo del contexto. En nuestro camino como traductores, lo mejor es aprender a combinar ambas herramientas para conseguir un mejor resultado. Ciertas memorias de traducción dan la opción de incorporar traductores automáticos para mejorar el rendimiento del programa y, en consecuencia, la calidad de la traducción. Para las traducciones profesionales, largas y con fecha de entrega, las memorias tienden a ser más precisas y útiles, mientras que para las traducciones rápidas los traductores automáticos son una mejor opción.

martes, 18 de septiembre de 2018

¡Bienvenidos a la página del CTPCBA! Ah no, no era eso...

Hoy en «haciendo cosas de gente adulta y madura», visité la página del Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires (CTPCBA). Por más sorprendente que parezca (en realidad no suena tan raro Anto, todos saben que sos un desastre...), cuando entré a la carrera no tenía idea de que existieran estos Colegios, ni que hubiera uno por cada región diferente del país. Suena increíble que, por una cuota mensual, este lugar te envíe distintas ofertas de trabajo y te dé beneficios (hay una sección que ofrece descuentos en vinos y restaurantes... yo ya me enamoré), pero para no comerme el verso, decidí ver de qué se trata y accedí a su página web. Vamos a ver si todo es tan amigable y cómodo como suena o si se me quema la ilusión.

Lo primero que noté cuando entré a la página fue la cantidad de actividades que ofrecen. Se ve que se preocupan mucho por sus traductores o les encantan las actividades extracurriculares, porque organizan desde cursos de yoga hasta encuentros de cine (tienen un coro... cuando me matricule, me uno seguro). Dejando eso de lado, la barra superior categoriza detalladamente los distintos datos que el lector puede llegar a necesitar: información sobre los orígenes del Colegio, los posgrados, las capacitaciones, entre otras cosas. Con la computadora no tuve ningún problema para entrar porque me tener permitió acceso a todos los rincones virtuales (no se si eso existirá...) sin importar el servidor, así que en esa parte la página también está muy bien cubierta. 

Como alumna, se me ocurrió buscar primero desde el punto de vista de lo que me va a servir cuando trabaje, o sea las oportunidades que me puede ofrecer. Además de la amplia variedad de cursos, la página explica los requisitos de matriculación y lo que hay que hacer para poder inscribirse en los servicios que brinda. En caso de ya estar matriculado, la página también especifica cuáles son los aranceles orientativos y el reglamento que debe seguirse para legalizar cierto documento.

Desde la perspectiva del cliente, la página es muy paciente y específica. En la pestaña «¿Necesitás un traductor público?», te permite buscar por nombre del traductor, por zona de residencia o por par de idiomas (cuál es el idioma de tu texto original y a qué idioma necesitás traducirlo). Después de aclarar esta información, la página te lleva a un link con una lista de traductores que coincidan con tus características de búsqueda, y te da los datos necesarios para contactarlos. Esta pestaña también es útil para aquellos que estén buscando a algún colega para tomar el té y hablar de la vida, para poder hacerle alguna consulta o para pasarle algún trabajo.

Se puede decir entonces que la página está bárbara y que no se queda corta en dar información importante y útil para los distintos grupos que puedan estar interesados: alumnos recién recibidos en busca de sus primeros trabajos, clientes desesperados por encontrar a alguien que traduzca lo antes posible sus documentos o traductores que necesitan ayuda de sus colegas.

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Perdón pero necesitaba poner una foto del coro del Colegio porque amé la idea. Necesito formar parte YA (parece que les estoy haciendo publicidad pero juro que es puro comportamiento de Fan Girl).







martes, 11 de septiembre de 2018

Guerra de los mundos: MS Word vs. Google Docs

A excepción de los corazones viejos y los negadores del avance tecnológico, todas las personas dependen de los programas informáticos para procesar textos cuando tienen que entregar trabajos escritos. No solo ayudan a ahorrar tiempo, sino que también ofrecen una serie de opciones de fácil acceso para modificar tipografía, formato de texto, ortografía, etc. Desde los años ochenta, Microsoft Word es el soporte preferido para cumplir esta función, pero con la llegada de Google Docs en 2012, comenzó la guerra tecnológica por decidir cuál es mejor. Padre vs. hijo, leyenda vs. versión mejorada. Hoy cuento algunas de sus características para determinar de una vez por todas quién gana la batalla.


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Saco a la luz mi faceta nerd porque esta disputa de programas es muy Goku y Vegeta. Había que decirlo...
Cuando nos referimos a Word, hablamos de un procesador que forma parte del paquete Office. Este incluye programas como Power Point, Excel, Access, entre muchos otros. Visto desde una perspectiva general, tener un conjunto de programas para cada situación y oportunidad parece súper conveniente. Sin embargo, si solo nos interesa Word y estamos seguros de que los demás complementos del paquete no los vamos a usar ni para decorar la compu, parece un costo demasiado grande que no vale la pena. Otro de sus problemas es la necesidad de guardar los archivos a mano porque Word no lo hace automáticamente, y de tener de un back up en otro lado porque Word no los almacena en la nube. Es decir que si nos paramos a prepararnos un café y la compu se vuelve loca (porque sí gente, eso pasa) el archivo puede perderse o quedarse en una versión muy anterior a la que habíamos llegado. Si no tenemos en cuenta que no es gratis y que viene con una cruz de programas bastante pesada, Word ofrece una infinita cantidad de funciones de uso relativamente fácil y no necesita wifi para guardar o realizar cualquier cambio en los documentos. Como broche de oro, Word tiene el mejor corrector del mundo mundial; realmente, no hay nada ni nadie que lo supere en eso, a Google Docs lo noquea de una.

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He aquí la bella MS. Word (porque Ms. es «señorita» en inglés. Not funny? Ok.)
Por su parte, Google Docs es mucho más comprensivo con personas como yo, que necesitan algo más simple para no sentirse culpables por no entender la tecnología, y a las que encima no les gusta gastar plata (no me avergüenzo de ser ratona y disfruto mucho esta cosa gratis). Si bien los archivos son mucho menos personalizables porque sus funciones son más limitadas, Docs tiene la gran ventaja de guardar los cambios que se hacen en el archivo en el momento, lo que evita cualquier neurosis de «¡Perdí el archivo, voy a matar a alguien!». Además, los documentos quedan ordenados en el Drive del mail, y se puede acceder a ellos desde cualquier dispositivo. El trabajo en conjunto con personas que no están en tu mismo espacio también es un sueño hecho realidad con este programa porque te permite que muchas personas editen el mismo documento al mismo tiempo y desde diferentes plataformas. Aún así, no todo es color de rosa, porque Docs depende del wifi para poder operarse, y todos sabemos que el Internet no es siempre nuestro amigo. Además, aunque es aliado de los poco tecnológicos, la cantidad de funciones limitada muchas veces hace de un trabajo algo menos profesional y detallado, y eso puede generar un problema.

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El baby de los programadores: Mr. Google Docs.
Podemos ver entonces que al final la disputa no era tan extremista, porque tanto para un traductor como para cualquier persona que disponga de ambos programadores, la situación es un factor clave para decidir cuál es mejor. Los atrasados tecnológicamente preferimos Docs porque es más amigable, como también lo hacen los estudiantes en situación de examen por miedo a perder los archivos, o los grupos de trabajo que no pueden juntarse en un mismo lugar y necesitan trabajar simultáneamente a distancia. Los perfeccionistas que consideran que el formato es tan importante como el contenido, los editores que dependen del control de cambios y los temerosos de perder la conexión a Internet en cualquier momento... esos son «team Word».

Bibliografía
. https://www.goskills.com/Microsoft-Office/Articles/Google-Docs-Microsoft-Word-comparison 

martes, 4 de septiembre de 2018

Hoy creé mi primera página web y me resultó...


Antes de entrar a esta carrera, hubo una cosa que no tuve en cuenta: el traductor se hace su lugar en el mundo profesional casi enteramente gracias a las redes sociales. Conseguir a alguien que trabaje con un texto del español al inglés o viceversa no es tan fácil como buscar a quien arregle un auto o venda un microondas. En la mayoría de los casos, lo primero que se le ocurre a un cliente cuando necesita un traductor es usar el gran y sabio buscador de Google, tipear «traductor de inglés» y sumar información sobre una ciudad o un tópico. Del otro lado, nosotros traductores esperamos como cachorros en caja a que nos encuentren y nos elijan de entre muchos para cierta propuesta. Sin embargo, si uno no desarrolla su propia página web o no presenta un currículum en línea en cualquier plataforma, las posibilidades de ser encontrados se limitan en gran medida. 

Qué raro... una foto de mi blog en mi blog. Cuál era la necesidad...
Honestamente, cuando me propusieron crear mi primera página web no le veía mucho sentido porque ya tenía un blog. Para una joven adulta con cerebro de geronte como yo, las diferencias parecían no existir, pero después de investigar me di cuenta de lo distintas que son las dos plataformas. El blog es un sitio web que recopila entradas en orden cronológico de más nueva a más vieja, y da un espacio para que quienes lo lean puedan comentar al respecto. Otra de sus características es que es súper fácil de manejar y editar, lo que resulta genial para gente inexperta como yo. Por otra parte, las páginas web o páginas de internet son documentos que forman parte de un sitio web y que no necesariamente se actualizan con tanta frecuencia como los blogs. Los comentarios no son un componente clave de estos sitios y por eso puede como no haber una sección dedicada a ellos. 

La mayor diferencia que encontré a la hora de hacer mi propia página web es que necesité mucha más guía que para hacer mi blog. Aún con la ayuda paso a paso que te da SimpleSite como opción, me fue difícil ubicar todos mis textos e imágenes para que pareciera profesional. Además, con 20 años nunca tuve un trabajo mayor que el de niñera y por eso ser experimentada en ese ámbito no es lo mío todavía. Creo que, en este caso, el problema sobrepasó mi escaso saber tecnológico y tuvo más que ver con mi falta de conocimiento del área laboral.

Acá está mi primera versión de la página. Esperemos que sea lo que busca el mercado (por ahora creo que le faltan cosas, pero ya mejorará).

Si dejo de lado todos los problemas o inseguridades que me generó esta primera experiencia, SimpleSite es bastante paciente con los principiantes. Desde el momento 1 te permite diseñar y visualizar el primer bosquejo de lo que va a ser tu página, y después deja indicaciones que marcan la función de cada espacio. Cuando estaba acomodando las fotos y textos me sentía como en una clase de primer grado con una maestra súper dulce explicándome el ABC. La verdad no tengo referencia de cómo funcionan otras páginas para crear sitios web, pero esta en particular me pareció muy cómoda y fácil de manejar. Tal vez sí deberían agregarle más aclaraciones que expliquen cómo editar los detalles de la página, para personas que tienen cero experiencia laboral o tecnológica (como su fiel servidora aquí redactando). Por ejemplo, no pude entender cómo agregar links de contacto en la barra aunque lo busqué y lo intenté aplicar, y el sitio no aclaraba nada al respecto.

Espero que, como con este blog, pueda aprender a manipular la página para que funcione como una estampita religiosa y atraiga mucho trabajo en el futuro. 

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Yo rezando para que me queden bien todas estas cosas tecnológicas.

lunes, 27 de agosto de 2018

Tips para traducir en un ambiente cómodo


Está claro que en el camino de la traducción uno se vuelve íntimo amigo de la tecnología. Las computadoras y sus buscadores son claves para lograr buenos escritos de forma rápida y para aprender sobre incontables temas. Aún así, mucha gente ignora que parte de ser eficiente y lograr traducciones de calidad implica sentirse cómodo mental y físicamente en el entorno de trabajo que uno designa: desde sentarse derecho hasta tomarse un break cada cierto tiempo para descansar la mente. Si bien cada uno tiene sus propios márgenes de lo que le resulta o no confortable, hoy propongo algunos tips para aquellos que tengan poca o ninguna idea sobre cómo organizarse en este ámbito.


1. Mantené una buena postura
Si hay una enseñanza que mi papá me fijó con cola de pegar al cerebro desde que tengo memoria es que para empezar a trabajar hay que sentarse derecho y con los codos sobre la mesa. La postura siempre es algo difícil de corregir, porque naturalmente es mas cómodo estar encorvado o tirado hacia atrás. De todas formas, sentarse mal trae una serie de problemas que a la larga son incorregibles. Por eso es esencial sentarse en una silla con respaldo (de preferencia ergonómica), con el cuerpo pegado a la mesa, los pies sobre el piso (imposible para mi con mi tamaño de gnomo) y la computadora a una distancia que permita poder apoyar los antebrazos y codos sobre la superficie de trabajo.

2. Elegí un espacio de trabajo y arreglalo según tu comodidad
Honestamente este tip parece una pavada al principio, porque uno cae en el mito de que se puede trabajar en cualquier lado en el que haya un router y una computadora. Cuando uno despierta y se da cuenta de que eso no es ni un poco cierto, empieza la travesía por encontrar el espacio de trabajo perfecto. Independientemente de los gustos propios, dicho lugar tiene que estar bien iluminado y ser prolijo y cómodo. Aunque suena como algo que diría una persona con un TOC por el orden (aka: yo), tener todo a disposición en el escritorio y saber dónde está cada cosa también es clave para encontrar rápido lo que se necesita y ahorrarse tiempo.

3. Conocé qué cosas te molestan y qué cosas no a la hora de trabajar
En relación con el tip anterior, determinar nuestro espacio principal de trabajo es importante, pero también hay que ser conscientes de que va a haber momentos en los que no vamos a poder usarlo: puede ser que tengamos que trabajar durante un viaje o mientras estamos fuera de casa. Por eso hay que saber con qué cosas estamos cómodos mientras tenemos que traducir y qué cosas preferimos evitar. ¿Te cuesta pensar mientras otros hablan? Evitá los cafés y visitá una biblioteca. ¿Te gusta la luz del sol? Sentate en un jardín al que llegue el wifi. Así vas a saber adaptarte y vas a poder encontrar más rápido un lugar de trabajo ajeno al propio. Si te gusta trabajar con música como a mí, te recomiendo mi playlist de Jazz favorita.

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He aquí una muchacha trabajando afuera muy feliz (Aunque con una postura horrible. Niños, no lo intenten así en casa.)

4. Levantate de tu silla y caminá de vez en cuando
Algo que marcó un antes y un después en mi experiencia como pseudotraductora fue aprender a darme pausas. Hacer una buena traducción toma su tiempo, y uno queda frente a la computadora sentado como un robot de principio a fin. Si bien no está bueno tomarse breaks de medio día porque es una pérdida de tiempo y de plata, levantarse cada tanto a fumar un cigarrillo (si son de los míos) o a preparar algo de comer te despeja la mente y mejora tu desempeño. Recomiendo poner alarmas cada media hora como una sabia amiga mía me enseñó o mirar la hora y decir «en X rato me levanto y me hago un cafecito».

5. Determiná qué horario te es más cómodo para trabajar
Hay noctámbulos como yo que prefieren trabajar hasta las tres de la mañana, fanáticos de las meriendas a los que les gusta laburar de tarde o madrugadores que se llevan mejor con traducir de día. Aunque el trabajo llega a todas horas, conocete, aprendé cuando te desempeñás mejor y creá una rutina que se adapte a tus comodidades.

6. Trabajá con las traducciones en paralelo
Si hay algo que aprendí en este corto tiempo es que, ya sea con dos computadoras o con dos archivos uno al lado del otro en un mismo aparato, hay que tener el texto fuente y la traducción que se esté haciendo por separado. Si ambas se encuentran en un mismo archivo, puede que sin querer te saltees alguna frase o palabra o que te confundas en lo que escribís. Aprender a trabajar en paralelo en Word evita cualquier inconveniente y hace que sea más fácil leer y traducir. 

7. Hacé un backup de tus traducciones
El miedo de toda persona cuyo trabajo depende de una herramienta tecnológica es perder de repente todos los archivos. Para prevenir esa desesperación, hacé un respaldo de todos tus archivos, ya sea en un pen drive o en la nube. Esto no solo evita que los pierdas, sino que también te deja trabajar en caso de no tener Internet.

8. Mantené las cosas que te tientan fuera de tu alcance y usalas como incentivo
Todos los millennials están acostumbrados a estar constantemente con sus celulares para chequear las redes sociales, pero a la hora de trabajar esto tiende a ser un problema. Instagram, Whatsapp y Netflix necesitan de tu total atención, y por eso no son aliados cuando hay que traducir. Para evitar distraerte, mantené tu celular alejado de tu alcance y ponete metas: «cuando termine de traducir X parte puedo revisar el celular un rato». 

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Para los más desastrosos, mi hermano me mostró SelfControl, una app para Mac y iPhone que te deja bloquear las cosas que más te tientan.
Sé que todos estos tips parecen una tontería, pero trabajar en un espacio incómodo con mala postura y sin tomar ciertas precauciones se vuelve algo estresante. Aprender a incorporar esto ayuda tanto en el corto como en el largo plazo, y mejora muchísimo el desempeño a nivel profesional. 



martes, 21 de agosto de 2018

Entendiendo la evolución de la web


Hace lo que parecen varias décadas, la información se conseguía con mucho tiempo y paciencia a través de libros, diarios, encuestas, etc. Una pregunta podía tardar días en encontrar su respuesta y, si la información no se lo permitía, quedaba como un eco en el aire. Las generaciones de hoy no experimentamos ese tipo de arduas búsquedas, porque lo que queremos saber está a un tecleo de distancia. Esto es gracias a la World Wide Web (WWW) o red informática mundial, un sistema que permite que la gente acceda a todo tipo de enlaces con infinita información. Si se dispone del Internet suficiente, la red permite saber desde el significado de las margaritas hasta la etimología de la palabra «palta». Sin embargo, como todas las cosas, la web tiene su historia, y desde su origen fue evolucionando hasta convertirse en la herramienta imprescindible que es hoy.

La red empezó en los noventa de la mano de Tim Berners-Lee, y se le conocía como web 1.0. Si bien había contenido disponible, quien entraba a cualquier enlace estaba limitado a leer y aprender. Al generar páginas estáticas programadas en HTML, este tipo de red no dejaba espacio para los comentarios; la única persona que podía modificar o eliminar lo publicado era el autor y dueño del enlace. Para compensar la falta de espacios de opinión, existían los libros de visita en linea o guest books. 

A comienzos de los 2000 apareció la segunda y mejorada versión de la red: la web 2.0. Fue muy innovadora porque finalmente permitió que quien visitaba la página tuviese la posibilidad de participar, realizar cambios y comentar. Gracias a este tipo de web surgieron los blogs, las redes sociales y las aplicaciones.

La web 3.0 es la versión más nueva del concepto original de red, y se caracteriza por la introducción de la nube al panorama de Internet. Hasta este entonces, las personas solo podían recibir servicios de aquellas aplicaciones que tenían en el software de su PC y almacenar allí sus documentos. Con la llegada de la nube, estas dos funciones fueron cubiertas por la red, que se encarga de guardar archivos y de ofrecer ayuda desde cualquier dispositivo móvil.

Como traductores la tecnología es una herramienta clave, al funcionar como plataforma para escribir y buscar respuestas. Es importante saber utilizarla y aprender a encontrar el grado de verdad en la información que ofrece cada link, para distinguir lo que realmente necesitamos. Desde que uno comienza como estudiante de traducción, los dispositivos y el Internet se vuelven una pluma y un libro. En tanto no confiemos al punto de volvernos completamente dependientes, la web y las computadoras son nuestros mejores aliados, como universitarios y más tarde como profesionales.

Bibliografía:
-Wikipedia: World Wide Web. Recuperado de https://es.wikipedia.org/wiki/World_Wide_Web, 21/08/18.
-Wikipedia: Computación en la nube. Recuperado de https://es.wikipedia.org/wiki/Computaci%C3%B3n_en_la_nube, 21/08/18.
-Diaz Salamanca, Santiago (2014). Slideshare: Web 1.0-2.0-3-0. Recuperado de: https://es.slideshare.net/SantiagoDiazSalamanca/web-10-20-30-caractersticas-definiciones-diferencias-ejemplos, 21/08/18.