miércoles, 31 de octubre de 2018

Memsource y SDL Trados Studio (2014)

Entre la baraja de herramientas que ayudan a un traductor a hacer su trabajo, aparecen Memsource y Studio. Ambos son editores que dividen el texto fuente en segmentos y, con la ayuda de memorias de traducción y glosarios, facilitan la traducción a un idioma meta. He aquí mi explicación de abuela sobre cómo funcionan estos dos programas, y sus pros y contras.

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Memsource y SDL Trados Studio son hermanos en sus funciones y compañeros de trabajo, como el equipo Rocket (bless Pokemon). 
Memsource es una página que permite traducir documentos a partir de una memoria de traducción. El texto se divide en segmentos y el traductor trabaja en cada uno hasta terminar. La memoria almacena una serie de términos para que sea más fácil realizar el trabajo. En caso de aparecer una palabra que ya está guardada en la memoria, el programa sugiere una coincidencia parcial o total y el traductor decide si la acepta o no. Una vez terminado el trabajo, Memsource permite llevar un control de calidad (Quality Assurance en inglés) para pulir cualquier error de puntuación, espacios y concordancia con el texto fuente. Aunque de este programa solo conozco lo básico, me parece muy fácil de manejar y de incorporar como herramienta. Las únicas dos desventajas principales podrían ser que, al ser un programa en la nube, depende de la conexión al wifi y a Internet, y (atención ratas: esta es mala para ustedes) hay que pagar una cuenta a menos que tu cliente te la comparta por cierto trabajo. 

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Memsource
SDL Trados Studio (aclaro que es la versión 2014 porque esa es la que yo conozco) de entrada es un programa súper organizado, pero sí tiene mucha más complejidad que Memsource. Crear un nuevo proyecto paso a paso es un proceso bastante largo al que hay que prestarle atención. Además, la sección de control de calidad de este programa es bastante débil, por lo que se aconseja incorporar Xbench para que cumpla esta función. De todas maneras, ofrece muchísimas cosas que Memsource (del que igual tengo escaso conocimiento) no tiene, como la posibilidad de crear glosarios en cualquier idioma e incorporarlo a los proyectos. Mi mayor problema con Studio es que crea una cantidad descomunal de archivos conforme avanza el proyecto. Por eso es importante identificar dónde se guardan los documentos siempre SIEMPRE, para no llevarse un disgusto y perder el peluquín. Una vez más nos encontramos ante un programa pago (lo sé, esta entrada del blog es una catástrofe para los ahorradores), pero a largo plazo es una buena inversión.

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SDL Trados Studio (2014). Sé que parece idéntico a Memsource, pero no lo es.
Si bien parece que contar con ambas herramientas es medio inútil porque con un programa debería ser suficiente, creo cada uno tiene una función distinta de acuerdo al contexto. Para proyectos conjuntos en los que el cliente ofrece memorias, Memsource es una mejor opción. Para proyectos más complejos y de mayor duración, SDL Trados Studio es una mejor herramienta. Siempre que sea posible, está buenísimo tener los dos programas como opción, que se pelean por ver quién es el mejor pero se complementan para ayudar al traductor (shout out to James y Jessie de Pokemón de vuelta). 


martes, 16 de octubre de 2018

La localización e internacionalización de términos en una traducción (con rima y todo)

Cada uno de los idiomas en los que puede estar escrito un texto tiene sus propias variantes y términos: el español de España no es el mismo que el de Argentina; el francés de Francia es igual al que se habla en Canadá. Por eso, a la hora de traducir un texto, no solo hay que tener en cuenta el idioma meta, sino también su variante de acuerdo al país al que esté destinado. A esta adaptación de un contenido para que el público del país al que se dirige lo entienda se la conoce como localización (l10n para los fiaca que no quieren ponerlo completo). Cuando un producto se localiza, debe tener en cuenta la estructura gramatical y la cultura del idioma a traducir. Así se logra que cualquiera que lo lea pueda entender el contenido general, y que el producto sea más deseado y vendido en los mercados a los que pretende llegar. 

Por ejemplo, si yo tengo que traducir la frase "what´s up, dude?" para un público de Colombia, no voy a poner «¿Qué onda, chabón?» como si estuviese escribiendo para la gente de Argentina, porque cuando lo lean los colombianos van a poner cara de meme confundido (tipo la cara que uno pone cuando le dicen «chicos, quédense tranquilos que esto no entra en el parcial» y después aparece como pregunta que vale 5 puntos).

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Para los que no saben de lo que hablo, acá tienen un ejemplo.
El otro día estaba en clase y discutimos el concepto de localización, y surgieron ejemplos para mostrar cuán importante es aplicarlo. Entre muchos de ellos, uno me llamó personalmente la atención: chicos, en un momento existió un auto en Latino América que se llamaba «Mitsubishi pajero». PAJERO. Principalmente en Argentina, todos sabemos que un auto que circule con esa marca se va a llevar todas las risas y chistes (por no decir otra cosa) de parte de los más jóvenes, y todos los insultos y disgustos de parte de los más grandes. Poco tiempo después de que el auto saliera a la venta por estos pagos, el nombre cambió a «Mitsubishi Montero» por la obvia razón de que la palabra en nuestra cultura y en las culturas vecinas no tiene una connotación positiva.

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A riesgo de sonar desubicada, la «Pajero» es una camioneta divina (ojo igual, que con ese nombre no la compro ni de casualidad...).
Si bien adaptar un texto cuando se traduce a un idioma meta es crucial en todos los contextos, cobra mayor importancia en aquellos que involucran la salud y la formación de las personas. Los consentimientos informados, los libros de escuela y universidad, los manuales para maniobrar máquinas, las instrucciones de emergencia de un avión o vehículo deben poder ser entendidas por todo aquel que las lea, porque si un término no tiene correspondencia con el idioma del público meta, pueden ocurrir accidentes o malentendidos graves. 

En un plano más tecnológico, la internacionalización (i18n, de vuelta para aquellos que sean tan pajeros como el auto... I´m sorry to everyone who was offended by that) es «el proceso de diseñar software para que pueda adaptarse a diferentes idiomas y regiones sin la necesidad de realizar cambios en la ingeniería ni en el código». En otras palabras, la internacionalización se encarga ya de crear programas con bibliotecas de términos para cada posible variante de los idiomas. Así, la tarea de localización es mucho más sencilla para la persona que realice un trabajo de traducción.

De cualquier forma, podemos ver que tanto la localización como la internacionalización son de suma importancia a la hora de traducir un texto, porque si no se tienen en cuenta, se pierden tanto el significado como las ganas de obtener el producto. 

Bibliografía:
- Material de clase.
- Anécdotas de la vida real (Lo del auto es 100% real gente... si no me creen, acá hay evidencia).


lunes, 1 de octubre de 2018

Memorias de traducción vs. traductores automáticos

Una vez más se suben al ring de batalla dos herramientas útiles: las memorias de traducción y los traductores automáticos. Con sus respectivas ventajas y desventajas, hoy vamos a ver para qué sirve cada una y hasta qué punto nos acompañan en nuestras vidas de traductores.

Las memorias de traducción son programas que se encargan de guardar textos en cierta lengua junto con su traducción a otro idioma. Las secciones del texto meta se dividen en segmentos marcados por la puntuación del formato original y son traducidos en paralelo a la lengua destino. Una vez traducida cierta sección, los cambios se guardan de forma permanente para poder ser usados en el futuro. En caso de encontrarte con un término que ya tradujiste en trabajos previos, el programa te lo propone automáticamente como una opción que podés aceptar o ignorar. Generalmente, las memorias también ofrecen la función de control de calidad (quality assurance en inglés) para verificar cualquier error que el programa pueda detectar. En memorias como memsource, el trabajo terminado puede descargarse en varios formatos, incluido el que sirve para el editor offline de este mismo programa. Si bien las memorias son increíblemente populares entre la comunidad de traductores y editores, no son muy conocidas como recurso en otros grupos por su complejidad y funciones específicas.

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Un vistazo a memsource (incluso para una abuela de mente como yo, es bastante fácil de usar y de entender).
Por otra parte, los traductores automáticos son una herramienta que todos conocemos. Aplicaciones como Google traductor aparecen con un simple click y traducen instantáneamente de cierta lengua a otra. A diferencia de las memorias de traducción, las traducciones de esta herramienta las piensan y hacen las computadoras, no las personas. Los traductores automáticos cuentan con más de cien idiomas diferentes a los que se puede traducir y hacen el trabajo en cuestión de segundos.

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Google Translate (quien diría que la diferencia entre el inglés y el galés era tan grande...)
¿Entonces...?

Las memorias de traducción son muy útiles en varios ambientes de trabajo porque, al tener almacenadas ciertas estructuras y palabras, el traductor puede ahorrar tiempo mientras completa el texto meta. Además, las distintas funciones de esta herramienta ayudan a chequear que el texto esté lo mejor construido posible porque revisan su puntuación y, en algunos casos, su gramática. Al tener guardados varios términos de trabajos previos, las nuevas traducciones son más consistentes y coherentes a nivel interno. La memoria de traducción no permite dejar ningún segmento o sección vacía, por lo que se asegura de que el trabajo esté completo. 

Los traductores automáticos tienen una gran variedad de idiomas a su disposición y son conocidos por todos como una herramienta súper práctica de traducción al instante. Por ejemplo, con un click, Google permite que la gente disponga de este servicio en menos de tres segundos (igual con un mal wifi, no llegás a traducir ni en dos horas). Sin embargo, su grado de precisión al traducir es mucho menor que el de las memorias, por lo que suele resultar menos confiable. Las computadoras no lograron superarnos en la escritura todavía (y espero que nunca lo hagan porque sino me voy a quedar sin trabajo).

Nadie gana por completo la batalla en el ring... de vuelta; cada una de estas dos herramientas es útil a su manera y dependiendo del contexto. En nuestro camino como traductores, lo mejor es aprender a combinar ambas herramientas para conseguir un mejor resultado. Ciertas memorias de traducción dan la opción de incorporar traductores automáticos para mejorar el rendimiento del programa y, en consecuencia, la calidad de la traducción. Para las traducciones profesionales, largas y con fecha de entrega, las memorias tienden a ser más precisas y útiles, mientras que para las traducciones rápidas los traductores automáticos son una mejor opción.